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sábado, 11 de junio de 2011

En esos momentos no me apetecía mirarle a la cara. Yo era feliz, me había liberado de un gran peso. Sé que nada  sería como antes, pero recuerdo que era uno de esos días que nunca anochecen, cada segundo era eterno. Él me miraba fijamente, y yo  miraba fijamente a mis zapatillas, todo esto con una conversación de silencios atravesados. Mi cara era preocupación con aires haberme tomado 3 tequilas sin respirar, y ese aire que  me faltaba  me lo dio el  con un solo beso.
¡¡¡BÉSAME!!!

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