En esos momentos no me apetecía mirarle a la cara. Yo era feliz, me había liberado de un gran peso. Sé que nada sería como antes, pero recuerdo que era uno de esos días que nunca anochecen, cada segundo era eterno. Él me miraba fijamente, y yo miraba fijamente a mis zapatillas, todo esto con una conversación de silencios atravesados. Mi cara era preocupación con aires haberme tomado 3 tequilas sin respirar, y ese aire que me faltaba me lo dio el con un solo beso.
¡¡¡BÉSAME!!!
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